Así les llamamos a las experiencias que nos llevan a cambiar radicalmente. Normalmente estas segundas oportunidades vienen tras haber vivido de cerca una amenaza contra nuestra vida o sentir coartada nuestra libertad.
Cuando llegan estas segundas oportunidades de vida ponemos en perspectiva diferente nuestra vida, cuestionamos la relevancia y vemos absurdos ciertos hábitos. Podemos ver que necesitamos cierta cercanía con la muerte para realmente sentirnos vivos. Tanto es así que el ser humano por sí mismo busca tener una relación indirecta con la muerte y esto lo vemos en las muchas conductas autodestructivas que la mayoría de nosotros tenemos: Vicios
Malos hábitos de dormir
Malos hábitos de comer
Conductas que llevan a perder nuestro trabajo, nuestra familia o integridad física
No expresar el amor que sentimos
Algunos después de vivir una experiencia así, cambian sus hábitos autodestructivos y mejoran su vida. Sin embargo, no necesitamos vivir estos riesgos de manera tan cerca para tener presente que la vida es frágil y corta. El ser consciente de esto día a día nos ayuda a vivir una vida más saludable física y emocionalmente. Así que tengamos presente: La vida en realidad es sólo una oportunidad ¡no la desperdiciemos!
Lic. Cristina Kennington Westmark