Uno de los puntos importantes en el inicio de los carismáticos como una fuerte congregación dentro del cristianismo, se refiere a una reunión realizada en 1967; en este fecha un pequeño grupo de creyentes se reunieron para obtener el bautismo a través del Espíritu Santo.
Después de varias horas de oración, el grupo sintió la presencia del Espíritu Santo y -según reportes de los testigos- una pareja joven comenzó a hablar en distintas lenguas.
Se reconoce que este hecho fué el comienzo del movimiento carismático católico y la respuesta a la oración del Papa Juan XXIII, que marcó el comienzo del II Concilio Vaticano y que expresó su esperanza de que el Espíritu Santo dará lugar a un nuevo Pentecostés y una transformación en la Iglesia
Asimismo, muchas personas piensan que el movimiento carismático en realidad trae una fuerza renovadora a la iglesia, pues se apoyan en la promesa del propio Cristo que indica que “Voy a hacer nuevas todas las cosas” (Revelaciones, 21:5).
Es así que para los carismáticos -desde sus inicios- las siguientes características son las que permiten reconocer a los verdaderos y correctos seguidores de Dios:
Bautismo del espíritu Santo.
Hablar en lenguas.
Júbilo extraordinario -más allá de lo normal- al momento de la oración.
La curación milagrosa de las enfermedades.
Según los carsimáticos, la conversión interior se manifiesta a través de las características antes mencionadas, y es solo a través de llas que se consigue la salvación y una relación única con Dios.