Amarres de Amor con Magia Blanca
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 Stubbe Peeter

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AutorMensaje
Nemesis
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Nemesis


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MensajeTema: Stubbe Peeter   Stubbe Peeter Icon_minitimeMar Dic 24 2013, 19:45

En un pueblo de Bedburg, Colonia, Alta Alemania; nace y crece Stubbe Peeter quien desde su adolescencia mostró actitudes malignas. Practicaba artes perversas desde la tierna edad de doce años hasta que murió. Todo ese tiempo disfruto en hábitos abominables de magia, nigromancia y hechicería, tuvo relaciones con espíritus infernales y demonios. Sin preocuparse por la salvación, se entrego en cuerpo y alma al diablo para tener una vida llena de placeres carnales. El no pidió al diablo riquezas o poder. Su mente era cruel y sangrienta, el deseaba satisfacer su maldad agrediendo a hombres, mujeres y niños convertido en algún animal. Esto le permitiría vivir sin el temor de ser reconocido.

El demonio pudo reconocer que Stubbe Peeter era un instrumento para destruir y dañar, le obsequio un cinturón que al colocárselo lo cambiaría en un lobo voraz. Una gran bestia y poderosa, sus ojos despedían por la noche chispas igual que las brazas. Tenía un cuerpo robusto, boca grande y amplia que mostraba dientes crueles y filosos. Al quitarse el cinturón, las garras se convertían en manos y recuperaba su forma humana.

Stubbe Peeter estaba feliz. Esta forma satisfacía su capricho y era de una naturaleza cruel y sangrienta. El regalo diabólico no le estorbaba pues era pequeño y se ocultaba con facilidad. Comenzó con sus crímenes, pues todo aquel que le desagradaba recibía sus ataques. Salía de la ciudad el hechicero, se transformaba en lobo y los atacaba, les abría la garganta y destrozaba el cuerpo.

Pronto comenzó a gustarle la sangre humana y sus ataques se volvieron su mayor placer. En muchas ocasiones paseaba por las calles y recibía el saludo de los amigos y familiares de aquellos que asesinaba con tanta crueldad y nadie sospechaba la verdad.

Si alguna mujer despertaba su lujuria la esperaba a la salida del pueblo, para sorprenderla sola, la violaba en el campo y se transformaba en lobo para matarla. Si paseaba por el campo y encontraba a un grupo de jóvenes paseando u ordeñando adoptaba la forma de lobo para sorprenderlas y cuando huían apartaba a una que satisfacía sus instintos y la mataba.

En pocos años atacó y mató a trece jóvenes y a dos mujeres embarazadas. A estas les arranco del vientre a las criaturas y les devoro el corazón. Como lobo mataba corderos y animales de campo para comerlos crudos.

Stubbe Peeter tenia una hija joven hermosa y agradable, se llamaba Stubbe Bell, era admirada por todos y nadie sospechaba los insanos deseos que sentía por ella, la hizo su concubina y engendró con ella un hijo. La lujuria lo llevo al grado de compartir el lecho con su hermana, a quien frecuentaba mucho. Katherine Tropin, mujer alta y gallarda muy estimada por sus vecinos, también compartió sus favores.

Para Stubbe Peeter nada satisfacía sus apetitos, ni las numerosas concubinas ni los encantos de otras mujeres. El demonio lo envió con una mujer hermosa, de belleza celestial, con la que estuvo siete años. Hasta que comprobó que era una diablesa. Ni esto logro satisfacer al obsceno monstruo su deseo de sangre y su crueldad, seguía con su carnicería sangrienta.

En su juventud concibió un hijo, lo quería entrañablemente. Su instinto criminal supero a su afecto paternal y el inocente sacio su sed de sangre. Llevo a su hijo al bosque y dejo que se adelantara, se transformo en lobo y mato al joven destrozando su cabeza para devorar sus sesos.

Por mucho tiempo siguió su cacería en forma de bestia y otras como hombre. Cierta ocasión para lograr sus propósitos se agazapo al lado del camino y llamo por su nombre a una de sus victimas. El hombre pensó que un amigo quería bromear con el ocultándose de el, se alejo para ver quien era. Al llegar al lugar donde lo esperaba el hombre lobo, este salto sobre el y lo mató. De los amigos que lo esperaban el hombre regreso a buscarlo, dejando a la mujer sola, fue asesinado también. La mujer supo que algo estaba ocurriendo, intento huir, pero fue alcanzada por el lobo, que después de violarla la devoro.

Esta fue la vida que llevo Stubbe Peeter por veinticinco años, nadie sospechaba que él era el culpable de los repugnantes crímenes. Cuando no podía saciar sus apetitos con humanos, atacaba al ganado. Los habitantes de los pueblos cercanos no salían solos y cuando tenia que hacerlo era en pequeños grupos bien armados. Con frecuencia se encontraban por el campo restos humanos de las victimas de esta bestia. Cuando algún habitante desaparecía todos sabían que había sido victima de la bestia.

La misericordia de Dios se mostró ante los habitantes cuando un grupo de niños se encontraban jugando en el campo fuera del pueblo. Unas vacas estaban pastando con sus crías, cuando el lobo apareció. Ataco a una niña, quiso atacar el cuello de la pequeña y la tela era tan dura que los colmillos no pudieron traspasarla, los demás niños al huir dieron la voz de alarma. Las vacas trataron de proteger a sus crías y atacaron al lobo. La bestia tuvo que huir de los cuernos amenazadores y así se salvó la pequeña.

Sin ningún resultado los hombres de las aldeas cercanas intentaron atrapar al monstruo. No se secaron en su empeño adiestraron a mastines y otros perros de caza para atrapar a la bestia.

Quiso Dios que encontraran al monstruo en su forma de lobo, fue rodeado y azuzados los perros no dejándole modo de escapar. Al darse cuenta el hechicero del peligro, se quito su cinturón y se transformo en hombre, camino con un bastón como si fuera a la ciudad.

Los hombres no dejaron de observar al animal y vieron la transformación, asombrados. De no conocer al hombre creerían que era un demonio. Al reconocerlo como uno de sus vecinos, lo atraparon y fue llevado al pueblo para ponerlo ante el juez.

Stubbe Peeter fue puesto en el potro de tortura en Bedburg, con miedo confeso todas sus villanías; también confeso que el diablo le dio el cinturón, que arrojo cerca de un paraje. Cuando los jueces enviaron a buscarlo no lo encontraron, pues el diablo lo había recuperado.

Preso algún tiempo, los jueces encontraron a Stubbe Beell y a Katherine Tropin cómplices de algunos crímenes y junto con Stubbe fueron condenados el 28 de octubre de 1589. A Stubbe lo ataron a la rueda y le arrancaron trozos de su carne con tenazas al rojo vivo, le rompieron los brazos y piernas con un mazo de madera, lo decapitaron y quemaron sus restos. A ellas las quemaron vivas.

Después de la ejecución los jueces ordenaron que se clavara un poste grande con la rueda en que se torturo al criminal, arriba se puso una imagen de un lobo para que todos supieran la forma que usaba el monstruo en sus crímenes. En lo alto del poste se coloco la cabeza del hechicero, en la rueda se clavaron quince estacas de madera, de una yarda de largo, que representaban a las victimas que se comprobaron.

Esto permanecería como monumento a los crímenes y castigo de Stubbe Peeter.

http://marcianosmx.com/stubbe-peeter/
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Stubbe Peeter
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