Todo en nuestro universo es energía – energía que vibra a diferente frecuencia. Esto también nos incluye. Nuestros cuerpos son un sistema multidimensional pero unificado de energía. Es decir, los diferentes niveles de energía de nuestro organismo se afectan mutuamente.
En términos científicos, somos una combinación de campos electromagnéticos. Los doctores, por ejemplo, evalúan el comportamiento eléctrico (electrocardiogramas, encefalogramas) de nuestros órganos para determinar qué tan sanos están. Y aunque los pensamientos no se pueden ver, sí existen exámenes para ver los cambios que se generan en el cerebro y todo el cuerpo cuando pensamos en esto o aquello.
Pero no sólo somos cuerpo físico. En realidad, tenemos cuerpos materiales e inmateriales que se comunican entre sí constantemente. Y lo que tienen en común es esta energía vital.
Nuestro cuerpo material o biológico está compuesto por nuestros órganos. Cada órgano está compuesto por células y éstas a su vez se componen de moléculas, que en turno están compuestas por átomos. Estos átomos también se dividen en partículas subatómicas. Este sistema está en constante comunicación y movimiento, y la energía que genera se expande y proyecta hacia un campo energético que nos rodea. Esto se conoce como el cuerpo energético.
El cuerpo energético se divide también en diferentes capas o cuerpos – el primero de ellos, es el cuerpo etéreo.
El cuerpo etéreo se extiende aproximadamente 5 centímetros del cuerpo biológico y lo rodea completamente. El cuerpo etéreo es una reproducción energética idéntica del cuerpo biológico… es decir, es una proyección electromagnética de la forma física de nuestro cuerpo biológico, y aunque es considerado uno de nuestros cuerpos físicos, vibra a otra frecuencia del cuerpo biológico (mucho más alta), por lo que no es materializado en nuestra dimensión.
Es el cuerpo etéreo el que contiene la energía de vida y controla y regula las sensaciones físicas, alimentando los chakras y cuerpos sutiles.
El cuerpo etéreo es lo que muchas veces se conoce como prana, energía vital, o ki.
Nuestra salud física depende del cuerpo etéreo. Cuando nuestros chakras están bloqueados, la frecuencia del cuerpo etéreo se modifica, lo que a su vez disminuye nuestra energía vital, produciendo cambios en el cuerpo biológico y produciendo dolor e incomodidad.
La vitalidad del cuerpo etéreo también afecta nuestra evolución espiritual, pues entre más alta sea la frecuencia en que éste vibra, mayor comunicación y acceso tendrá con los cuerpos más avanzados, que poseen información importante sobre la iluminación y ascenso del alma.
Mantener nuestro cuerpo biológico limpio a través de dieta fresca y ejercicio, ayuda también a mantener el cuerpo etéreo sano. Igualmente, trabajar en cada uno de los chakras manteniéndolos balanceados y abiertos, mantiene la frecuencia del cuerpo etéreo suficientemente alta para sostener y alimentar al cuerpo biológico.
El cuerpo etéreo se desintegra a los pocos días de morir el cuerpo biológico. Es el único de todos los cuerpos humanos, junto con el biológico, que no se reproduce cuando reencarnamos. Es decir, aunque los otros cuerpos espirituales nos siguen, el cuerpo biológico y el cuerpo etéreo son diferentes en cada encarnación.
http://nuevaera.about.com/od/Creencias/a/que-es-El-Cuerpo-Etereo.htm