El psicomanteum es un método de observación por espejos desarrollada por Raymond Moody, psiquiatra autor de Life after life, que propicia los encuentros con personas fallecidas. Él mismo describe cómo pudo hablar con su fallecida abuela durante horas a través de esta técnica.
Esta técnica se remonta a la antigua Grecia, de hecho en La Odisea se da a entender que la inducción de visiones de muertos era una práctica común en el llamado Oráculo de los Muertos, descubierto en la ciudad de Epiro, junto al Mar Adriático, en una colina sobre la que había sido construida una iglesia, cuyos cimientos habían hundido en parte la bóveda del Oráculo.
El complejo subterráneo incluía unos pasajes laberínticos por los que el sujeto, al parecer, vagaba veintinueve días antes de acceder al psicomanteum, una cámara central en cuyo centro se alzaba un enorme recipiente de bronce, seguramente lleno de agua y rodeado de una balaustrada para imponer distancia y respeto.
En las galerías del laberinto y en las pequeñas cámaras secundarias han sido descubiertos numerosos restos de hachís quemado, lo que induce a pensar que el procedimiento, junto a los conocidos métodos de aislamiento sensorial y social, podía incluir también estas formas de intoxicación que contribuyen a propiciar estados alterados de conciencia y alucinaciones.
Se supone que en el ritual había distintos oficiantes y una figura central que le acompañaba en los momentos del trance final.
Sus estudios le llevaron a la conclusión de que las superficies pulidas, metales, espejos, agua, sangre de los sacrificios… En resumen, todas aquellas superficies más o menos reflectantes, habían sido usadas por diferentes culturas para poder observar a los espíritus.
Además, afirma que personajes como Thomas Edison, Charles Darwin, Edgar Allan Poe, Abraham Lincoln, Dickens… emplearon esta misma técnica con éxito; y que aproximadamente la mitad de personas que se habían sometido a su tratamiento, voluntarios del departamento de Psicología de la Universidad de Carrolton, Georgia, escogidos por ser los menos proclives al esoterismo y los más estables emocionalmente, y habían podido contactar con sus seres queridos fallecidos.
Así, el doctor Moody ha creado el Teatro de la Mente en su casa de Coccoloco, Alabama, donde ha recreado su propio Oráculo de la Muerte. La preparación para contactar con los muertos es la siguiente:
Hay que llevar una foto y objetos del fallecido. El sujeto debe permanecer toda la mañana en silencio y soledad, tratando de recordar momentos junto a esa persona. A mediodía mantendría una charla con Moody, tras la cual vendría una larga sesión de relajación. Posteriormente entraría en el Teatro de la Mente, donde tendrá lugar el encuentro, formado por un sillón, un espejo victoriano colgado del techo a un metro del suelo y colocado de forma que el sujeto no pueda verse reflejado en él, una vela encendida y unas gruesas cortinas de terciopelo negro que aíslan el lugar, y que además produce un vacío óptico en el espejo.
De esa falsa profundidad surge la imagen del fallecido, que en principio es etérea y lejana, pero que poco a poco se hace nítida y, en muchos casos, corpórea, siendo incluso palpable.
La mayoría de personas dice haber sentido una “presencia” y han podido comunicarse mentalmente con los espíritus; otros afirman que el espejo se transforma en una especie de ventana a través del que experimentan visiones, llegando a ser incluso tridimensionales. La experiencia tiene más posibilidades de ser positiva cuanto mayor es la añoranza, más intenso el deseo y más fresca la memoria.
Actualmente este servicio es ofrecido por psicólogos y terapeutas en varios países, destinado a personas interesadas en contactar con un ser querido fallecido. ¿Alguien se atreve a probarlo?
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por gerundio Ayer a las 19:09
