La Energía Está En Todos Lados Y Nos Afecta

¿Alguna vez has sentido una sensación extraña o un dolor de cabeza cuando ingresaste a un lugar? Asimismo, ¿has sentido mucha paz, tranquilidad, o alegría al ingresar en otro lugar? La energía se concentra de formas diferentes a lo largo y ancho del planeta y el tipo de energía de un lugar atrae un tipo de personas con sus ideas y capacidad para crear un ambiente relacionado con la energía que emana ese lugar. Es como una atracción de imanes. Una vez quedé muy intrigada al pasar por un barrio en que el tipo de desorden y caos llegó hasta una cuadra X y de ahí, cruzando la calle, el ambiente y la energía del barrio de la siguiente cuadra era totalmente diferente. Las n cantidad de cuadras desordenadas y caóticas se concentraron en una región y luego de eso, todo empezó a cambiar.

Si comprendemos que todo es energía en el Universo, podemos aceptar que esa energía toma formas, se concentra en lugares y emite vibraciones con códigos específicos que interactúan con su entorno. La sutileza de la energía nos impide, con frecuencia, darnos cuenta de que hasta las paredes guardan la energía de lo que sucede en su ambiente. Hay concentraciones más fuertes que otras, pero lo que pensamos, lo que sentimos, lo que expresamos y hacemos, todo emite energía y se impregna en el espacio, dando forma al ambiente y creando sensaciones a las que las personas reaccionamos.

Vivimos en un mundo de polaridades en donde existe la oscuridad como la luz, lo bueno como lo malo. Hay un punto, en la evolución de la conciencia, en que podemos trascender la dualidad y volver a la unicidad pero, para llegar a ese nivel, necesitamos hacer un trabajo interior de discernimiento y claridad de la esencia espiritual hasta lograr el despertar total, un punto en que las polaridades dejan de existir. Mientras tanto, existiendo la mayoría en ese mundo de polaridad, nos veremos afectados por las energías positivas y las negativas. Aprender a vivir con las dos, trabajar con su presencia, también es una forma de ir evolucionando. Es más fácil caer en la oscuridad, porque la luz requiere mucha atención, mucha voluntad y claridad de un propósito. Tenemos la idea de que sufrir es malo y lo tratamos de evitar pero, muy a menudo, resulta un proceso muy purificador, un medio para despertar a un nuevo nivel de conciencia. Cuando enfrentemos espacios de energía negativa tenemos muchas opciones. Para empezar aprender a decir NO a lo que no deseamos. Un ejemplo puede ser cuando uno entra en un lugar en que se siente incómodo o incómoda y decide no quedarse, respetando así, su voz interior. En otros casos, si podemos considerar negativo al sufrimiento, lo cual quiero hacer hincapié de que no es negativo sino más bien algo desagradable, algo que podemos hacer en ese caso es sentarnos con el sufrimiento y entenderlo hasta poder procesarlo. Así que opciones hay muchas y la decisión que tomemos tanto cuando estemos frente a una experiencia positiva o una negativa, marcará la dirección de nuestro proceso evolutivo.

A veces nos puede tomar por sorpresa una situación que mueve mucha energía. Si aprendemos a conectarnos internamente será más fácil descifrar lo que está sucediendo. Conectarse con uno mismo requiere práctica, no es algo que sucede de la noche a la mañana. La meditación, cualquier práctica introspectiva, la camina zen y que contemple momentos en silencio son muy importantes pues es justo en los momentos de silencio que podemos discernirnos. La mente callada o bajada el volumen nos abre puertas a otras dimensiones de nuestra existencia que siempre despertarán la inquietud de lo que somos y por qué estamos aquí. Si no podemos fluir totalmente con la energía, al menos si estamos dispuestos a sentirla, podremos abrir un espacio para que se revele la información de lo que nos puede estar moviendo en el interior.

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