Hitler es una de las figuras más estudiadas no sólo desde el punto de vista histórico, sino también desde el esotérico. Todos los terribles sucesos que se produjeron en torno a sus ideales y sus actos debían tener un origen más allá de lo puramente personal; en algún momento de la Historia, aquellos fatídicos años de la Segunda Guerra Mundial debían haberse predicho de algún modo, de igual manera que lo estuvieron las batallas napoleónicas o la Primera Guerra Mundial.
Los investigadores indican que las primeras profecías sobre el nazismo se remontan a la mismísima Biblia, y más concretamente, en el Antiguo Testamento, en los libros de Esther y de Daniel, profeta menor. Sin embargo, estas profecías no alcanzan la exactitud que muchos años más tarde tuvieron las profecías de Nostradamus o de Stormberger.
En la Biblia sólo se hacen alusiones indirectas a este régimen nazi, no como algo que estaba por suceder, sino por hechos que concuerdan con sucesos ocurridos en la Gran Guerra de modo que solamente se establecen paralelismos.
Así, Esther habla de Amán, maestro y segundo al mando tras Jerjes, el gran Rey persa. Políticamente, Amán había tenido que luchar por su puesto de privilegio con Mardoqueo, un judío, un listo rival que siempre estuvo maquinando contra él. Amán, desde su llegada al poder, estableció una fuerte política antisemita, pues según él, había demasiado predominio hebreo en la sociedad persa. Es el primer paralelismo que se establece con los ideales de Hitler. Sin embargo, tras bastante tiempo, Amán acabó por ser derrotado y murió colgado junto a sus diez hijos. Sin embargo, el misterio radica en que en el libro de Esther aparecen tres cifras junto a este hecho. Estos tres signos hebreos equivalen al año 5707 del calendario judío, equivalente al mismo tiempo al año 1946 de nuestro calendario, año que como todos sabemos fue el de los juicios de Nuremberg en el que los once principales dirigentes vivos del régimen nazi fueron condenados y colgados. El segundo paralelismo no viene solamente por esa extraña fecha anotada en el libro de Esther, sino por el número de muertos, once en ambos casos, y por el mismo final, colgados.
Por otro lado, el libro de Daniel hizo mención a Antíoco IV Epífanes del que dijo literalmente “surgirá al fin en lugar de éste un hombre despreciable, quien no se conferirá dignidad real, sino que se introducirá mediante la astucia y se apoderará del reino a fuerza de intrigas“.
Los creyentes de las profecías sobre el nazismo ven en este Antíoco el antecedente profético de Hitler, pues tamibén éste último consiguió el puesto gracias a su tremenda astucia y a las muchas intrigas que realizó hasta que logró ser nombrado Führer. Como Antíoco, del que en su momento profetizaron su muerte diciendo “vendrán contra él las naves de los quittim, y tendrá que desistir…“, y que acabó ante las naves romanas, Hitler lo hizo cayendo ante el poderío americano, primer paso para inclinar definitivamente la balanza en favor de la Alianza.
Las posteriores profecías sobre el nazismo fueron perfilando más claramente los hechos que se sucedieron en el siglo XX, y tanto Nostradamus en el siglo XVI, en sus célebres Centurias que predijo que de Occidente vendría un niño joven y podre que seduciría con su lengua y tiranizaría la Tierra, un hijo de Alemania que no observaría ley alguna, como siglos después en el XIX, Stormberger quien predijo que después de una primera gran guerra, dos décadas después vendría una segunda aún más larga, reflexionaron y avisaron sobre la aparición de un líder natural que arrasaría al Mundo.
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