Tu mirada viva

Quién diría que de un sueño tan maravilloso como era un día tuviéramos que despertar. Pero bueno, más vale despertar antes de tiempo que caer en el letargo para toda la vida.

Un día te levantas, miras por tu ventana y ves todo lo que te rodea con una gran alegría: el paisaje, las casas, el cielo (aunque esté nublado) y te sientes la persona más feliz del mundo. Sin embargo con el paso de los días, todo comienza a cambiar de color: el cielo se vuelve más gris, tu alegría se convierte en pena y cada vez que miras por la ventana lo único que ves es el típico árbol que hay justo enfrente de tu casa, más viejo, marchito, sin hojas porque el invierno llegó y te sientes sin ganas de hacer lo que antes tanto te gustaba [...]

Pero la moraleja de esta historia, es positiva. Y aunque en un principio te sientes sin fuerzas de continuar, de volver a ser quien eras antes y mil cosas más, antes de que te des cuenta vuelves a ser tú mismo, vuelves a sonreír, vuelves a alegrarte por las pequeñas cosas de cada día, y la alegría te envuelve gracias a la sonrisa de un niño, al gesto amable de tu compañero de trabajo, a la canción que escuchas en la radio...

¡Alégrate! No merece la pena permanecer triste y solo en un rincón. Hay muchas cosas buenas por las que debes sentirte feliz, por las que debes tener una MIRADA VIVA, pues aunque pienses que el fin ha llegado no es cierto, siempre hay una lucecita esperándote, una lucecita que permanece encendida para todos esos momentos en los que tu cabeza dice basta, una luz a la que podemos llamar AMISTAD, AMOR, ESPERANZA, y mil palabras más que a partir de hoy debes comenzar a utilizar y tener siempre presentes, pues no hay nada más bello que saber que ALGUIEN SIEMPRE VELA POR TI,

TU MIRADA VIVA.

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