Muchas veces una persona desea que su pareja cambie para que la relación sea feliz. La persona intuye que su vida seria perfecta, tranquila y feliz si pudiera lograr que su pareja cambie cierto comportamiento o cierta actitud que le perturba en niveles desesperantes., pero al mismo tiempo hay algo, un apego, una energía extraña que le impide tomar la decisión de irse en paz, como si una fuerza extraña y ajena lo estuviera impidiendo. Luego, piensa nuevamente que todo estaría perfecto en su relación si tan solo consiguiera que esa persona cambie.
Cuando estás en esta situación, se te ha presentado una maravillosa oportunidad para crecer, para descubrir como amarte más. La única manera de llegar a estas situaciones complicadas, es por medio de algunos conceptos de ti que no has recordado aun, algunas ideas erróneas albergadas en tu mente o algún crecimiento pendiente. Todo esto se puede resumir en una falta de amor a si mismo, pero este concepto no queda de manifiesto tan abiertamente.
Generalmente la persona que se encuentra en esta situación solo dirige su atención a los comportamientos de su compañero, desea que cambie lo que le parece que seria bueno y predice que si esto sucediera, todo quedaría perfecto. Pueden pasar muchos años con la vista clavada en la pareja esperando sus cambios, reclamándole lo que visualiza, presionando, llorando y exigiendo que eso suceda. Pocos ven lo que ellos mismos pueden hacer y de lo que ellos mismos pueden aportar a la relación, dejando en manos de su pareja todo el peso de lo que se está construyendo.
Las personas son libres de ser como quieran. Por esa libertad recibirán lo que siembran y por esa misma libertad pueden elegir personalmente cuando comenzar los cambios. Raramente, las personas, pueden comenzar los cambios debido a las presiones de sus parejas. Una persona sometida a presión de su pareja, o de cualquier persona en general, puede desear huir de su atacante antes que someterse al sin fin de quejas y doblegarse a las exigencias. En otras ocasiones la pareja puede aprender un comportamiento falso para apaciguar las cosas, desahogándose con otro tipo de actividades como el trabajo, un vicio o una relación paralela. Otras veces se acomodará a las exigencias dejándose apagar por dentro y llevando el dolor muy profundo en su corazón. Ninguno de estos u otros caminos llevará al bienestar de la relación. Solo se crearan murallas, a veces tan enormes que parecen insalvables.
La persona que exige que su pareja cambie para salvar su relación, pierde mucho tiempo en su empeño y raramente llegará a lograr su objetivo. No se trata de desistir. En la mayoría de las situaciones los cambios que deseamos en nuestras parejas son para nuestro bien y también para el bien de la misma pareja. Sin embargo, a veces pedimos lo que va en contra del ritmo de la pareja y del camino de su propia evolución. Por muy buenas que sean nuestras intenciones y por muy acertadas que sean nuestras suplicas, el mayor inconveniente se crea cuando queremos que por nuestra visión, el otro haga los cambios que deseamos, y no, los que la pareja pudiera estar visualizando, deseando y necesitando en su interior. Todos sabemos que los cambios interiores tienen un tiempo de maduración y que solo se inician cuando en el fondo del corazón nace la necesidad de realizarlos. Nadie puede imponernos hacer un cambio interior sin que la semilla de la necesidad se haya cultivado dentro. También sabemos que aunque la semilla se haya instalado allí, infinidades de veces, nos quedamos entrampados en no saber como comenzar.
Imagina la tarea que dejas caer sobre tu pareja cuando quieres presionarlo a un cambio. Tendrá que advertir que necesita un cambio, luego sentir la necesidad de realizarlo, luego sostener el proceso, y luego ensayar hasta lograrlo. ¿Y tú quieres que tu pareja lo haga en un rato o días?
Nosotros podemos influir y colaborar en el crecimiento de nuestra pareja, pero la forma de realizar este aporte está muy distante de las exigencias. Para fortalecer el crecimiento de la pareja se requiere compañerismo, comunicación libre de juicios, expresión plena de los sentimientos mutuos, fortaleza, paciencia, voluntad y mucho amor por si mismo y del otro. Violeta Parra dijo en una de sus canciones: “al malo solo el cariño lo vuelve puro y sincero”. Observa si lo que estas dando está favoreciendo las mejoras o si estas colaborando a profundizar los inconvenientes.
Cuando nosotros no estamos dispuestos a este nivel de compromiso con la relación o cuando vemos que no existe la voluntad de nuestra pareja para revisarse interiormente y menos para hacer cambios, la relación se deteriorará inevitablemente. Cuando observamos que esto está sucediendo, podemos reconocer que somos nosotros los que podemos seguir allí o soltar la relación. Podemos utilizar nuestro libre albedrio para dar solución a nuestra dolorosa relación, haciéndanos cargo de la tarea que hemos postergado dejándola en manos de quien no está viendo, de quien no quiere ver o de quien no tiene ningún interés en asumir su parte en la relación.
Cuando vemos claramente que el rumbo de la relación solo está en nuestras manos porque nuestra pareja está ausente, tampoco esto se convierte en un motivo de queja. Simplemente se trata de que nuestra pareja aun no sabe que cualquier relación se hace de dos voluntades. En estas circunstancias se camina solo, porque solamente uno de los dos está viendo más allá y el otro ha preferido quedarse un poco más atrás. Recuerda, tu pareja también llegará a comprenderlo todo, pero puede pasar mucha agua bajo el puente antes de que pueda lograrlo.
Si sabes que estás solo en la relación y persiste en ti aun, esa energía extraña que te impide tomar la decisión de irte en paz, como si una fuerza extraña y ajena lo estuviera impidiendo, es debido a una mezcla de pensamientos, sentimientos y emociones involucradas que aun se encuentran sin tener la luz necesaria dentro de ti. Una vez que das la luz a esa maraña, las cosas se resuelven rápidamente. Una vez que ves con claridad, la salida aparece frente a tus ojos en forma instantánea y decidirás seguro y confiado tu camino a seguir.
Podemos considerar que cada persona transita por el lugar que ha alcanzado debido a todo el cumulo de experiencias y del nivel de evolución de su propia conciencia. Cada persona se encuentra en el lugar perfecto que le corresponde a su presente, aunque este no sea feliz. Si la persona aun se está creando situaciones dolorosas es porque aun no ha afinado su fe y sus poderes divinos, aun no recuerda su perfección. No podemos olvidar que todos estamos en el mismo camino y no tenemos posibilidad de exigir a otro que esté en un lugar distinto solo porque nosotros lo deseamos.
Nunca vas a encontrar los caminos de salida exigiéndole al exterior, siempre tendrás que pasar por tu propio corazón para llegar a la paz, la armonía y la felicidad. Es dentro de ti donde están las respuestas, las posibilidades y las soluciones. Cuando comprendas esto, vas a estar más capacitado para crear una relación sana, fuerte, armoniosa y feliz. Tendrás más capacidad para ser asertivo, podrás colaborar en la relación en vez de impedir su crecimiento.
Cuando te amas a ti mismo suficiente como para sentirte completo, estarás en condiciones de apoyar a tu pareja para que realice los cambios y serás un modelo y un ejemplo a seguir para ella. El amor que ha unido a la pareja ayudará a la transición de cualquier situación que sea necesaria atravesar.
Si te amas a ti mismo suficiente como para sentirte completo y sientes que estás haciendo el trabajo de los dos juntos, podrás decidir que eso no es para ti. Si decidiste avanzar y crecer recordando lo que eres y lo que mereces, no tendrás dificultad para hacerlo.
Siempre hace falta amarse lo suficiente para resolver.
Patricia Gonzalez