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A nadie le gusta cometer errores, pero no hay nadie perfecto y son inevitables cometerlos. Muchas personas se sienten abrumadas por los errores cometidos en el pasado, y son una verdadera tortura para ellas. Los errores cometidos en el pasado pueden ser una carga muy pesada hasta el punto de condicionar nuestra vida. Pueden llevarnos a renunciar a nuevos intentos de conseguir lo que queremos, pueden hacer disminuir la autoestima de forma muy rápida, y pueden destruir la confianza en nosotros mismos. Por ello es necesario saber gestionar los errores que todos, tarde o temprano, cometemos. ¿Es posible ver los errores desde una perspectiva constructiva? Sí. Podemos sacar muy buenas lecciones de cada error que cometemos, utilizándolos como trampolín hacia un futuro mejor. Todos deberíamos poder pensar sobre nuestros errores de forma constructiva. Te voy a dar unos consejos para aprender de los errores y verlos de forma diferente, de forma positiva.
Que tus errores no te limiten.
Todos hemos visto a personas que después de cometer un error al intentar alcanzar un objetivo, renuncian a su objetivo. Puede que piensen que han fracasado, lo que les lleva a un sentimiento de tristeza e incompetencia. Si ese es tu caso, no te sientas mal por cometer errores, y mucho menos los veas como fracasos. Si te vas cerrando puertas hacia tu futuro, dentro de poco no tendrás ninguna por la que pasar a un mañana mejor. No vivas con el ancla echada en el pasado, una cosa es recordar los errores cometidos y otra muy distinta es revivirlos constantemente. Debemos verlos como algo inevitable. Eso sí, una vez que cometamos un error, hemos de aprender de él y procurar no cometerlo de nuevo.
No te rindas a la crítica de los demás.
Es algo que les gusta a muchas personas: criticar los errores de los demás. Debemos ser conscientes de que habrán personas que nos recordarán todos y cada uno de nuestros errores, puede que incluyendo la famosa y tediosa frase: “Te lo dije…”. Pero si estamos preparados para recibir las críticas de los demás, evitaremos que estas nos afecten más de lo debido. ¿Cómo podemos prepararnos? Anticipándonos a las críticas. Si cometemos un error, debemos saber qué ha fallado, por qué y cómo evitarlo la próxima vez. En el momento en que nos reprochen nuestro error, debemos dejar claro a la otra persona que nosotros somos los más interesados en aprender del error, y que por ello ya sabemos que ha fallado, por qué y cómo evitaremos que vuelva a suceder. Sí los demás ven que vas un paso por delante de ellos, no tendrán mucho que decir con respecto a nuestro error. Recuerda: lo mejor para no ser criticado es auto-criticarnos primero nosotros, pero de forma constructiva.
Lleva la cuenta de tus errores.
Tenerlos frescos en la mente te ayudará a no volver a cometerlos. Solo si los olvidas o les restas importancia estarás más vulnerable a cometerlos de nuevo. Por eso, es una buena idea apuntar aquellos errores que no quieras cometer. También anota los motivos y circunstancias que te llevaron a cometerlos, así como los medios que pondrás para no volver a caer en ellos.
Anota tus progresos.
Si es importante anotar los errores, más importante aún es que anotes aquellas ocasiones en las que podrías haber cometido el mismo error y sin embargo no lo cometiste. Puede ser, por ejemplo, que hayas evitado enfadarte con una persona, no comer aquel alimento que te hace engordar, o atender un asunto en su momento debido sin dejarlo para más adelante. Anota qué te impulso a no cometer el mismo error, qué pasó por tu mente y como te sentiste después de evitar cometer el mismo error. Todo esto reforzará tu determinación para mejorar en todo aspecto de la vida.
Habla de tus errores con otras personas.
Podrás ayudar a personas que están pasando por una situación parecida a la tuya si aprovechas las oportunidades de compartir tus progresos con otras personas de tu entorno. Puedes llegar a ser una fuente de inspiración para aquella persona que siempre cae en los mismos errores y ya no sabe qué hacer. No hay nada mejor que ayudar a los demás y sentirnos valorados por nuestro entorno.
Ayuda a otras personas a gestionar sus errores.
De esta forma grabarás e tu mente de forma imborrable el sistema de gestión de los errores. No hay mejor método para no olvidar que enseñar lo aprendido. Ya lo sabes, habla, habla y habla de tu sistema para aprender de forma constructiva de tus errores, llegará un punto en que esta forma de crecimiento personal forme parte natural de tu persona.
Ahora que sabes que los errores son muchas veces inevitables, pero que podemos utilizarlos para avanzar más rápido hacia nuestro objetivo, es momento de poner en práctica lo aprendido. Seguro que muy pronto te sentirás feliz por saber sacarle el mayor provecho a tus errores.
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