Relaciones a distanciaEmpieza el curso universitario y los supermercados se llenan de élficas estudiantes examinando la sección de quesos y los bares se atestan de imberbes galanzotes germánicos bebiendo vino (en copa) e intercambiando sus primeras averiguaciones sobre el Espíritu Español. Una nueva hornada de Erasmus comienza su andadura y su inocencia y entusiasmo nos recuerdan a los que nosotros tuvimos cuando estuvimos en su situación. Pero no les envidiamos, porque también nos recuerdan los errores que cometimos y que ahora podemos prever con cristalina claridad. Porque todo pardillo que cree que su historia de amor es diferente ha de pasar por esta revelación: que todos somos iguales, para lo bueno y para lo malo, y que separarte de tu novio/a durante un año cuando tienes 23 años no es, ni remotamente, la mejor de las ideas. Vamos, que este añito se te va a hacer muy largo.
Este aspecto doloroso del Erasmus es el que todos, en mayor o menor grado, conocemos (ay) y es aplicable a todas las relaciones a distancia, tengas la edad que tengas. Pero, sea tanto El Primer Gran Amor como Esa Historia Que Comenzó Sin Mucho Entusiasmo Pero De La Que Ahora No Sé Desprenderme Porque Tengo 33 Años Y Me Da Miedo Morir Solo, no hay que fijarse solo en las desventajas. Este tipo de telerelaciones tienen sus pros, y si no nos creéis leed, leed malditos:
1. Purificación. Siéntete como un mártir: pensar en lo que tu novia puede estar haciendo a miles de kilómetros puede ser un verdadero calvario de celos, inseguridad y remordimientos por no haber elegido el emoticono adecuado para expresar tu amor en Whatsapp... Un calvario que te permitirá disfrutar mucho más del Disintegration, sentirte puro y elevado cual Prometeo a su roca atado y sobre todo tener una excusa para no tener que ser simpático, amable o productivo:
-Eh, déjale en paz, anoche estuvo hablando con su novia que está en Estocolmo y tuvieron movida.
-Ya, pero esa familia de mapaches no tenía culpa
-QUE LE DEJES EN PAZ, SU SANTIDAD.
2. Libertad. "A partir de Gibraltar, todo hombre es soltero": este es un dicho que los marineros ingleses nos legaron antes incluso que el fútbol heterosexual o la sífilis, y aplica a la perfección a las relaciones a distancia. Si lo tuyo no es el pasarlo mal y lo del martirio no te aplica, míralo desde el punto de vista contrario: con tanta tierra de por medio no hace falta alquilarle el Panda al becario o ducharte con cepillo de púas tras cada encuentro con amigas. De hecho, si buscas amigas que se llamen igual que tu lejana novia, te asegurarás que ni siquiera tu traicionero cerebro pueda delatarte. 10/10.
3. Pasión. El reencuentro: ya seas de los que se fustigan o de los que no crees que sean cuernos si no te pillan, el volver a encontrarte con tu amada es siempre un momento especial. Utiliza la energía acumulada en cada noche de soledad como si fuese un botón “B” pulsado durante 16 segundos para hacer el equivalente amatorio del kame-kame-ha.
4. La vida suspendida. ¿Recuerdas ese caso de un amigo/conocido/primo que tras ocho años de noviazgo se fue a vivir con la novia y a los tres meses cortaron? Mala suerte, dicen algunos. Error. Lo que pasó es que la relación duró hasta entonces, no PESE a no vivir juntos, sino PORQUE no vivían juntos. Lo mismo o más sucede con las relaciones a distancia: piensa que si no fuese por la distancia tendríais que aguantaros las tonterías mutuas en persona en vez de por Whatsapp. Insostenible. Así que disfruta de esa criogenización emocional que mantiene fresco vuestro amor: a Walt Disney le está funcionando.
Fuente:
http://www.revistagq.com/articulos/relaciones-a-distancia/17260