Es uno de los asanas fundamentales, considerado por los maestros del Yoga como el más importante. Recomendamos su cuidadoso estudio y ejecución.
EJECUCION: De rodillas, entrecruce los dedos de las manos y apoye los antebrazos en el suelo. Coloque ahora la cabeza en el suelo, de modo que se apoye sobre el vértice superior, y encajada entre las manos. Levante las rodillas, apoyándose sobre los dedos de los pies, y acérquelas al tronco, que también pondrá en forma vertical. Transfiera ahora el peso del cuerpo sobre la cabeza y los antebrazos, que forman el ángulo básico del soporte, eleve los pies del suelo, conservando las piernas juntas y dobladas, las rodillas otcando aún el pecho. Aprenda a guardas así el equilibrio. Le servirá de ayuda recordar que los puntos de apoyo para elevar los pies y para mantener el equilibrio son los codos, además de la cabeza. Cuando consiga mantener bien el equilibrio en la forma descrita, lo que no es tan difícil como parece, eleve entonces lentamente los muslos hacia arriba conservando las rodillas algo flexionadas, y al llegar este ángulo formado por las piernas, al punto más elevado, estire por completo las piernas d modo que todo el cuerpo quede en perfecta línea vertical sobre el suelo. La respiración ha de ser tranquila durante todo el proceso de ejecución. El Shirshasana es mucho más fácil de hacer de lo que su forma espectacular hace suponer. Pero es preciso que todos los pasos que hemos descrito se hagan con mucha lentitud, tranquilidad y continuidad. Para deshacer la postura siga exactamente el proceso inverso, siempre con la misma lentitud y suavidad. OBSERVACIONES: Nunca se ponga de pie inmediatamente después de hacer el Shirshasana. El cambio brusco de presión dentro del organismo podría causarle molestias. Una vez deshecha la postura permanezca extendido por lo menos dos o tres minutos. Este ejercicio se ha de hacer una sola vez. su duración puede ser de cinco segundos en los primeros ensayos, e ir aumentándola hasta llegar a 12 minutos como máximo.