SOLTAR LA ARMADURA

SOLTAR LA ARMADURA


“Sólo es una armadura, no se te está agarrando. Tú te estás agarrando a ella, así que cuando llegas a tomar consciencia, puedes soltarla, simplemente. La armadura está muerta. Si no la llevas encima, desaparecerá. Tú no sólo la llevas encima si no que la nutres y la alimentas continuamente.

Pero la civilización está así: en un estado muy neurótico. Cada niño es fluido; no tiene consigo partes congeladas; todo el cuerpo es una unidad orgánica. La cabeza no es importante y los pies no son secundarios. En realidad, no existe división, no hay demarcaciones. Pero, poco a poco, las demarcaciones se empiezan a presentar. Entonces la cabeza se convierte en el maestro, en el jefe, y todo el cuerpo se divide en partes. Unas cuantas partes son aceptadas por la sociedad y unas cuantas partes no lo son. Unas cuantas partes son peligrosas para la sociedad y tienen que ser casi destruidas. Esto es lo que genera todo el problema.

Así que tienes que observar en dónde sientes las limitaciones en el cuerpo.[El que hace la pregunta responde:” En las piernas, cuello, pecho y garganta”]
Haz solamente tres cosas…

Primer paso: Exhala profundamente
Uno: Caminando o sentado, o cuando no estés haciendo nada, exhala profundamente. Se tendría que hacer énfasis en la exhalación, no en la inhalación. Por tanto, exhala profundamente, saca tanto aire como puedas, sácalo y exhala por la boca, pero hazlo muy despacio, deja que pase un tiempo; entre más largo sea, mejor, porque irá más profundamente. Cuando todo el aire que hay dentro del cuerpo se saca, entonces el cuerpo inhala. Tú no inhalas. La exhalación tendría que ser lenta y profunda, la inhalación tendría que ser rápida. Esto cambiará la armadura cerca del pecho y cambiará también tu garganta.

Segundo paso: Corre por tu vida!
La segunda cosa: Si puedes empezar a correr un poquito, será muy útil. No muchos kilómetros, con sólo dos será suficiente. Visualiza simplemente que un peso está desapareciendo de las piernas, como si se estuviera cayendo. Las piernas llevan la armadura si tu libertad ha sido muy restringida, si se te ha dicho que hagas esto y no hagas aquello, que seas así y que no seas asá, que vayas aquí y que no vayas allá. Así que empieza a correr y, mientras corres pon también más atención a la exhalación. Una vez recuperes tus piernas y su fluidez, tendrás un tremendo flujo de energía.

Tercer paso: Desarmar
La tercera cosa: en la noche, cuando te vayas a dormir, quítate la ropa y, mientras te la quitas, imagina que no solo te quitas la ropa, si no que también te quitas tu armadura. Hazlo de verdad. Quítatela y haz una profunda respiración; y ve a dormir luego como si no tuvieras armadura, sin nada en el cuerpo, sin ninguna restricción.