Para tener tiempoA mucha gente el tiempo le falta, y a la vez le sobra. Ocurre que a uno siempre le falta tiempo porque inconscientemente se llena de tareas y compromisos a fin de que no le sobre el tiempo. Si le sobra, uno se angustia. Queda bien llorar, golpearse el pecho, porque uno no puede atender a los hijos por la falta de tiempo. Es que uno se sacrifica, por eso no tiene tiempo. Se sacrifica por los hijos, y de esa manera sacrifica a los hijos. Sentirse culpable es una de las grandes hazañas de nuestro tiempo.
Para tener tiempo, dice la gente, hay que irse a la playa, a la montaña, a Miami, lejos de este mundanal ruido. Hay que irse a otro mundanal ruido, cambiar de aire, de tiempo, de ruido. Pero de pronto se nos aparece el tiempo, con forma de agujero, de color negro opaco, y con aroma de angustia. Es entonces cuando uno no sabe qué hacer.
Uno no sabe qué hacer cuando se le acaba la receta del día de semana, cuando llega el fin de semana, y se siente vacío. Se siente mal, porque ésa justamente es la libertad, y ése es el aspecto que tiene. Tienes que hacer algo contigo mismo, y no sabes cómo hacerlo.
–¿Cómo hacerlo?– quisiera preguntar uno, pero no hay a quién preguntar. En eso, repito, consiste la libertad, en responder a esas preguntas que te asaltan, pero el supermercado de lo enlatado tiene para estos tópicos las puertas cerradas.
El tiempo de la soledad es el verdadero tiempo. Los antiguos griegos lo descubrieron, e inventaron qué se podía hacer en ese tiempo: pensar.
–¿Pensar?– puede decir alguno –¿No sería mejor lavar el auto, pasear el perro? O tal vez irse lejos, para regresar luego; entre ir y regresar uno ya se gasta todo ese tiempo que había que invertir.
Pensar es invertir en lo humano. Crear, vivir con intensidad los momentos sucesivos de la existencia, y no solamente esperar el cumpleaños o el aniversario para sentirse valioso. En la sociedad actual todo se compra, todo se vende, todo viene envasado, inclusive tus fechas, tus fiestas, y la metodología para estar alegre. Se logra estar divertido, pero alegre no; la alegría viene de adentro, nunca de las propuestas de la publicidad.
–¿Cómo la pasaste?– le pregunta uno a otro.
–¡Bárbaro!– responde uno sonriendo, para que Dios lo siga amando.
Pasar, que pase, que no se quede, que no quede nada. Cuando la gente se aburre se pregunta:
–¿Qué hago para matar el tiempo?– como si el tiempo fuera algo viviente. En verdad es algo viviente, es tu vida. ¿Qué espanto, no, tener que matarlo?
Los griegos elogiaban el tiempo libre, que solamente lo tenían justamente las personas libres, porque los esclavos trabajaban, y gracias a los esclavos las personas libres podían ser disponer del tiempo libre.
¿Y qué hacían aquellos griegos libres? Estudiaban, pensaban, llenaban el vacío con la meditación, las matemáticas, la cultura, la poesía. Sobre el nacimiento de las matemáticas cuenta Aristóteles en su Metafísica que se produjo en Egipto porque allí había sacerdotes, y éstos trabajaban poco, y el resto del tiempo lo tenían libre. Con esa libertad de tiempo, se dedicaron a pensar, a estudiar, y así nacieron las matemáticas, y las otras ciencias que permitieron construir esas pirámides que para los científicos de hoy siguen siendo un misterio.
De ello se deduce que los grandes intelectuales, los pensadores, los creadores, están siempre de vacaciones. Felices aquellos que además de salir de vacaciones, saben vivir durante las vacaciones. Claro que hay que tener vocación para poder ejercer ese tipo de vacaciones. La palabra vacación viene de vacuum, que quiere decir vacío. Hay que saber cómo llenar ese vacío. La mayoría de nosotros, cuando salimos de vacaciones, no conseguimos descubrir ni siquiera un pequeño teorema.
Hablando de vacaciones, una vez una persona estaba por hacer un viaje a las Bahamas. Un amigo que se enteró le dijo:
–Si te sientes bien, ¿para qué irte hasta las Bahamas? Y si te sientes mal, seguirás estando mal en las Bahamas. Así que, ¿para qué iras a las Bahamas?
Claro que con este tipo de razonamiento sucumbiría una de las industrias más importantes del momento, la del turismo, que es una de las que se encargan de darle algo que hacer a la persona que no tiene nada que hacer.
Fuente:
www.superacion-personal.net