El Ahora puede considerarse la puerta principal. Es un aspecto esencial de todas las otras, incluido el cuerpo interior. Usted no puede estar en su cuerpo sin estar intensamente presente en el Ahora.
El tiempo y lo manifestado están ligados tan inextricablemente como lo están el Ahora sin tiempo y lo No Manifestado. Cuando usted disuelve el tiempo psicológico por medio de la conciencia intensa del momento presente, usted se vuelve consciente de lo No Manifestado tanto directa como indirectamente.
Directamente, lo siente como la irradiación y el poder de su presencia consciente, sin contenido, sólo presencia. Indirectamente, usted es consciente de lo No Manifestado a través del reino sensorial. En otras palabras, usted siente la esencia de Dios en cada criatura, en cada flor, en cada piedra y usted comprende "Todo lo que es, es santo". Por eso Jesús, hablando completamente desde su esencia o identidad de Cristo, dice en el Evangelio apócrifo de Tomás: "Rompan un trozo de madera; yo estoy allá. Levanten una piedra y me encontrarán allá".
Otra puerta a lo No Manifestado se produce dejando de pensar. Esto puede empezar con algo muy sencillo, como hacer una respiración consciente o mirar una flor en un estado de alerta intensa, de modo que no haya un comentario mental al mismo tiempo. Hay muchas formas de producir una brecha en la corriente incesante de pensamiento. De eso se trata fundamentalmente la meditación. El pensamiento es parte del reino de lo manifestado.
La actividad mental continua lo mantiene aprisionado en el mundo de las formas y se convierte en una pantalla opaca que le impide hacerse consciente de lo No Manifestado, de la esencia sin forma y sin tiempo de Dios que hay en usted y en todas las formas y las criaturas.
Cuando usted está intensamente presente, no necesita preocuparse de la detención del pensamiento, por supuesto, porque entonces la mente se detiene automáticamente. Por eso he dicho que el Ahora es un aspecto esencial de cualquier otra puerta.
La entrega -el abandono de la resistencia mental-emocional a lo que es- también se convierte en una puerta hacia lo No Manifestado. La razón para ello es sencilla: la resistencia interior lo separa de las demás personas, de usted mismo, del mundo que lo rodea. Fortalece la sensación de separación de la que el ego depende para su supervivencia. Cuanto más fuerte es la sensación de separación, más atado está usted al mundo de lo manifestado, al mundo de las formas separadas. Cuanto más atado está al mundo de la forma, más dura e impenetrable se vuelve su identidad formal. La puerta está cerrada y usted está separado de la dimensión interior, de la dimensión de la profundidad. En el estado de entrega su identidad formal se suaviza y se vuelve en cierta forma "transparente", por decirlo así, de modo que lo No Manifestado puede brillar a través de usted.
Depende de usted abrir una puerta en su vida que le dé acceso consciente a lo No Manifestado:
- Entre en contacto con el campo de energía del cuerpo interior,
- esté intensamente presente,
- deje de identificarse con la mente,
- entréguese a lo que es,
- esas son todas las puertas que puede usar, pero sólo necesita usar una.
Seguramente el amor debe ser una de esas puertas.
No lo es. Tan pronto como una de esas puertas se abre, el amor está presente en usted como la percepción-realización de la unidad. El amor no es una puerta; es lo que entra en este mundo a través de ella. Mientras esté completamente atrapado en su identidad formal, no puede haber amor. Su tarea no es buscar amor sino encontrar una puerta a través de la cual el amor pueda entrar.
Eckhart Tolle, "El Poder del Ahora".