Todos en diferentes momentos de nuestra vida nos hemos encontrado con situaciones duras o difíciles y no siempre hemos reaccionado de la misma manera. Esa diferencia la marca nuestra actitud.
Las situaciones son situaciones, son hechos en sí mismos, algunos mejores que otros, eso es indudable, pero nuestra actitud es la que hace que cuando se nos rompe una uña hagamos un drama o que frente a hechos verdaderamente desestabilizadores en nuestra vida mantengamos el optimismo y la fe en la misma. Sólo depende de nosotros, de nuestra mirada con respecto al hecho.
Comparto plenamente la teoría de que el cerebro es un músculo y que como tal, se entrena. Por eso os propongo entrenar nuestra actitud.
Hay cosas de nuestra vida que podemos cambiar, que dependen de nosotros y de nuestras decisiones como por ejemplo que vida queremos vivir, con quien queremos compartirla, que amistades deseamos mantener, que trabajo queremos realizar, si el peso que mantenemos es el que deseamos… frente a estas, la mejor opción es tomar las riendas, despojarnos de emociones altisonantes y decidir con conciencia. Otras cosas no dependen de nosotros: si nos despiden del trabajo, si nuestra pareja nos es infiel, si nos abandona, si llega tarde un tren… en todas estas no podemos más que asumir lo que esta ocurriendo y eso sí, elegir nuestra actitud.
Podemos dejar salir todas nuestras emociones negativas, saludarlas, vivirlas y dejarlas ir o bien podemos decidir quedarnos anclados en ellas.
Esta segunda opción no es aconsejable.
¿Cuál sería una actitud positiva para nosotros? ¿Cuál nos sentaría bien? ¿Cuál creéis que nos ayudaría a vivir con plenitud? Os propongo que si nos despiden del trabajo aprovechemos para agradecer a la vida la oportunidad que nos da de poder explorar otros territorios, otras oportunidades. Tal vez era un trabajo que en realidad no nos gustaba, o no estaba bien pagado, o… lo único que ha ocurrido es que la vida nos ha dado un empujoncito y nos ha facilitado la tarea de decidir. En los otros casos sería lo mismo. Y ¿que gano si llega tarde un tren os podéis preguntar? Pues puedo aprovechar para leer tranquilamente ese libro que me gusta saboreándolo sin prisa, distraerme con mi teléfono móvil y sus mil aplicaciones, entablar una conversación con alguien que esté esperando como yo… nunca se sabe que podemos aprender, a quien podemos conocer o qué instante maravilloso nos deparará el destino si le damos oportunidad. Hay preguntas que nos pueden ayudar mucho a tomar conciencia de otras perspectivas… ¿De verdad era esa la vida que quería vivir? ¿Era verdaderamente feliz? ¿Qué he perdido? ¿Qué he ganado? ¿Quién quiero ser frente a lo que me ha sucedido? Recordar que muchas veces en la vida perdiendo, se gana. Y mucho.
La actitud es la diferencia entre ganadores y perdedores, entre vencedores y vencidos, entre personas alegres y amargadas… con lo cual, como a mi me gustan estas primeras opciones, os animo a probarlas, ni os imagináis como sientan de bien y sobretodo te hacen casi, casi, invencible.
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