Al tomar un bus o un tren generalmente se mira a la gente de alrededor como desconocidos, que por algo fortuito comparten el mismo carro o el asiento cercano.-
A lo mas compartimos algunas palabras con alguien cercano, con indiferencia o nos sumimos en nuestros pensamientos o simplemente hundimos la cabeza en alguna lectura que llevamos a mano.
Al tomar el pasaje rogamos que ojala el asiento del lado vaya desocupado para disponer de mas espacio. El viaje nos parece algo personal y lo demás es solo algo fortuito que se produce para llegar a nuestro destino.-
Hace unos días por unas reuniones lejos de mi ciudad, debí viajar varias horas en tren.
Ya de vuelta a casa, al llegar a mi asiento me fije apenas en algunos extranjeros que viajan un poco mas adelante, en una parejita que parecían recién casados fotografiándose y en un caballero que desde el anden le tiraba besos a su señora, que ya entradita en carnes, producto de la edad, sonreía con ternura.
Apenas el tren emprendió la marcha me senté en el asiento reservado, que era individual y sacando mi computador me dispuse a entretenerme para que el tiempo pasara rápido..- Pensaba que así llegaría descansada y tranquila a mi hogar. Pero Dios tenia otra cosa preparada para enseñarme .-
A los pocos kilómetros se sintió un golpe ensordecedor y el tren salio disparado, como arrastrando algo por interminables minutos. No cabía duda que habíamos tenido un accidente, Las cosas volaban por el aire y los encargados del tren nos pedían calma y que nos sentáramos, sin movernos. Efectivamente se había chocado con un camión cargado. Todo era confuso. Nerviosismo.
Pero he ahí la maravilla …………………ya no éramos unos desconocidos……………nos transformamos en solo seres humanos, que nos hablábamos como si nos hubiésemos conocido toda una vida. Las preguntas volaban, preocupados unos por los otros, no había clases sociales, ni barreras de idiomas, ni educación…… ni nada. Solo personas que frente a este imponderable solidarizaban.
El dolor en todos, era en esos momentos, pensar en quienes se habían visto afectados por este choque tan tremendo, ¿Qué paso con el maquinista y el conductor del camión? No existía morbosidad, solo angustia por lo que les pudiera haber sucedido. En los rostros de todos asomo una sonrisa de alegría al conocerse que solo habían lesionados y nadie había perdido la vida.
Pero no todo quedo ahí. El tren se llego a partir en dos producto del impacto, lo que significo tener que hacer un trasbordo a un Metro tren, que trasladaba a personas trabajadoras. Ahí nuevamente pudimos apreciar la solidaridad, el respeto y la preocupación. Cedieron sus asientos a los recién accidentados, ayudaron con las maletas, apoyaron a las personas de mas edad……………….Se transformaron en hermanos de los que habían vivido una experiencia traumática.
¿Es que deben ocurrir desgracias para que recordemos que somos seres humanos creados a imagen y semejanza de Dios?
Una buena ocasión que me ha permitido replantear mi forma de mirar a mis compañeros de viaje, no como números, sino como hermanos que comparten un espacio común……………..a poner mas atención en dar una sonrisa, una palabra agradable y no aislarse solo en un@ mism@.
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