¿Qué puedes esperar de una arquitecto?Hubo un tiempo en que era fácil distinguirlas entre la multitud porque llevaban un carpetón bajo el brazo más grande que su bolso, también enorme, o un tubo de plástico colgado del hombro cual carcaj de amazona que viaja en Metro. Además lucían, no sin cierto orgullo de profesión, unas ojeras que tenían un no-sé-qué de “No he pegado ojo en toda la noche dibujando contrarreloj y terminando una maqueta que aún no me ha dado tiempo a fotografiar, no llego a la entrega, no llego, pero es que ME ENCANTA lo que hago” que tenía su punto sexy. De hecho, a pesar de ese cabello alborotado y esos ojos enrojecidos por los efluvios del pegamento y las horas sin dormir eran las mujeres más piropeadas en las obras que pisaban. Aunque también, en cuanto se ponían el casco de dirigir, las más aborrecidas.
Como es obvio, estamos hablando de un tiempo en el que en España se construían cosas y claro, las arquitectas tenían trabajo. No como ahora, que para encontrar una hay que emigrar, y bien lejos, como han hecho ellas. Aun así, entre nosotros quedan algunas inasequibles al desaliento. Aquí te contamos cómo son y qué puedes esperar si una de ellas decide incorporarte a la obra de su vida:
1. Conoce de qué están hechas las cosas, su esencia y su composición, y se lo contará a todo aquel que quiera escucharla. Más te vale tener muchas ganas de querer escucharla.
2. Te servirá de guía cuando vayáis de viaje, siempre que sea a una ciudad. Si te propone una excursión por el campo, sospecha: será para ir a visitar un edificio de remota ubicación.
3. También es posible que se empeñe en llevarte a visitar obras, estés jubilado o no.
4. Sabrá dónde comprar cosas que a ti te parece que no sirven para nada o que están obsoletas, (“¿De verdad necesitas este... lo que sea? ¿Qué es? Pero si está oxidado”). Se entristecerá mucho por el cierre de tiendas que sólo otros arquitectos sabían que existían.
5. Su ropa es una colección de básicos de fondo de armario, pero raros: asimetrías, prendas que sirven para más de un cometido, texturas que no habías visto nunca y colores indescriptibles para el común de los mortales.
6. Sus zapatos son raros también. Y sus gafas. Todos sus complementos lo son. Incluso es probable que se los haya hecho ella misma.
7. Cada corte de pelo que se haga será un happening. Como decía Le Corbusier, “Un juego de volúmenes bajo la luz”.
8. En su casa encontrarás muebles (pocos, si es minimalista) que:
-Son de IKEA, pero no lo parecen.
-Fueron encontrados en la calle junto a un contenedor, pero salen en un libro de diseño editado a mediados del siglo XX.
-Puede que no sean cómodos, pero ella los mira con arrobamiento. Como a sus zapatos.
9. Sus cosas son tesoros de valor estético e histórico incalculable, no elementos decorativos ni souvenires ni basurillas compradas en grandes almacenes. Sí, ese folleto amarillento de una pequeña exposición de hace quince años también es un tesoro.
10. Tú, que nunca te habías fijado ni en el suelo que pisas, de pronto te verás andando por la calle levantando la cabeza para comentar fachadas. Pero, un momento... No pensarás salir con ella así vestido. Anda, cámbiate.
11. Será capaz de construir algo que merezca la pena a partir de cualquier cosa, como por ejemplo tú, que estás hecho una ruina. (¿No ibas a cambiarte?)
12. Llenará tus vacíos y reorganizará tus espacios. Los de tu interior con sus ideales y los de tus estanterías con libros y revistas antiguas de arquitectura.
13. Empleará símiles arquitectónicos o constructivos para definir cualquier cosa. O cualquier persona. Por ejemplo, cuando se fije en otras mujeres enseguida encontrará referencias y hará la clasificación oportuna.
14. La podrás acompañar a inauguraciones de exposiciones a las que no habrías ido nunca (¿Quién te iba a invitar a ti, así vestido? ¿Cómo? ¿Que te has cambiado, dices? Pff...), en las que ella se encontrará como pez en el agua y tú encontrarás, qué curioso, a otras como ella.
15. Si tienes suerte (y ella más todavía) tendrá trabajo y por lo tanto, compañeros con los que hablar de sus cosas de arquitectos y hacer chistes que sólo entienden ellos. Ten en cuenta que se trata de gente que utiliza palabras como “paradigma” y “complejidad” en la misma frase, aunque estén hablando de algo hecho de ladrillo.
16. En caso de que tengas dinero y tierras, te podrá hacer una casa. No una casa cualquiera, no, LA CASA. Abstente de participar en el proyecto si no es para admirar y alabar el resultado. Ah, ¿que no te gusta? Ya. ¿Pero quién te manda salir con una arquitecta teniendo dinero y tierras?
*Una sola advertencia: si dice ser arquitecta y que le gusta Calatrava, una de las dos cosas es mentira.
Fuente:
http://www.revistagq.com/articulos/conoces-a-las-arquitectas/19330