Cuando nuestra pareja, a la que amamos con toda el alma, nos quiere a medias, con limitaciones y dudas, la sensación que nos queda es más de agradecimiento que de alegría, como si estuvieran haciéndonos un favor. Es duro aceptar el amor a medias.
Una buena relación no permite reparos afectivos. Cuando el sentimiento vale la pena, se destaca y se nota. Si hay dudas, el afecto está enfermo. Sanarlo implica correr el riesgo de que se acabe; dejarlo como está es hacer que el virus se propague. La persona con dependencia afectiva siempre prefiere la segunda opción.
“Me quiere pero no se da cuenta”
Este pensamiento está sustentado en una idea totalmente irracional y es una señal muy clara que estás justificando la falta de amor. Cuando una persona está enamorada lo sabe, lo siente, no pasa desapercibido. Los síntomas son evidentes, tanto a nivel fisiológico como psicológico. El amor nunca es ignorante. Si alguien no sabe que te quiere: no te quiere.
“Los problemas psicológicos que tiene, le impiden amarme”
La mayoría de las personas dependientes que no se sienten amadas tienden a justificar el desamor de su pareja mediante causas psicológicas o traumas infantiles. Las razones más comunes abarcan timidez, introversión, miedo a entregarse, problemas de personalidad, una educación inadecuada, o un Edipo no resuelto. Un número considerable de mujeres y hombres rechazados afectivamente inician un recorrido de especialista en especialista, para hallar algún tipo de alteración (ojalá curable) que explique el amor a medias o la indiferencia de sus pareja.
La mayoría de las veces no se llega al desamor por una afección orgánica o psicológica, sino por puro desgaste. Un buen día, el amor, supuestamente inalterable y ultrarresistente, se derrumba sobre sí mismo; sencillamente se acaba o nunca existió. Aunque nos resistamos a creerlo, si el afecto se descuida puede extinguirse para siempre.
Como es obvio, es menos doloroso creer que el alejamiento de la persona amada se debe a una anomalía y no al desafecto. Decir, “Está enfermo”, no duele tanto como decir, “Se cansó de mí”. Es posible que la causa del amor a medias no sea más que desamor.
“Esa es su manera de amar”
Nadie niega que hay estilos personales en la manera de amar, pero algunos son francamente sospechosos. Por ejemplo, si la “manera de amar” de mi pareja incluyera antipatía, indiferencia, egoísmo, agresión e infidelidad, no me interesaría acoplarme a su modo afectivo.
A veces, sobre todo si la pareja es perezosa y pasiva, poner el problema en uno y asumir la responsabilidad total de las faltas de afecto crea una extraña sensación de alivio. Sentirse culpable es muy desagradable, pero asumir la carga genera una ganancia secundaria: “Si yo soy la causa del problema, la mejoría de la relación dependerá de mí y sólo de mí”. Nuevamente estás justificando la falta de amor cargando con la culpa del amor a medias por parte de tu pareja.
“Me quiere, pero tiene impedimentos externos”
De acuerdo con la ciencia moderna, los hombres somos especialmente sensibles al estrés. A esta causa se le han achacado todo tipo de incompatibilidades con el normal desarrollo del amor, desde la impotencia (lo cual es cierto) hasta el desamor (lo cual no es cierto). Trabajo excesivo, sobregiros, agresión o cansancio crónico, cualquier excusa es buena para explicar (en el fondo, para justificar) la lejanía afectiva. Uno no deja de querer a la pareja porque está cansado, más bien la busca para acurrucarse. Cuando un individuo está preocupado e intranquilo, el compañero o compañera puede ser el soporte. Pero si el afecto es débil, la pareja puede convertirse en una condena más.
Las vicisitudes de la vida diaria pueden alterar y destemplar un poco el amor, pero no lo anulan. Si solamente te aman cuando no hay problemas, tu amor ya entró en cuidados intensivos. Se recomienda atención inmediata.
“Se va a separar”
En la vida hay cosas que no se piden, porque deben darse de motu propio. Si tienes que presionar, acosar y amenazar a la persona que amas para que se separe, vas por mal camino. El principio es concluyente: si verdaderamente te amara hasta las últimas consecuencias, estaría contigo.
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