La Esfera de Consciencia

En el microcosmos humano, nuestros cuerpos más sutiles y densos, se concretan en torno a lo que yo llamo la Esfera de Conciencia.

La Esfera de Conciencia es una esfera de luz dorada que compacta toda la información y energía sobre una persona. En ella está la protección, la capacidad de conexión estelar, y en su envoltura escritos cada una de nuestras realidades paralelas, haciéndonos un Yo consciente y presente.

Tiene un diámetro aproximado de entre 4 y 5 metros, un tamaño en relación con la estructura interior de la persona que se mantiene constante en las diferentes edades.

Esta esfera nos muestra la conciencia o inconsciencia en el presente de una persona.

Se trata de un campo energético que pierde toda su consistencia convirtiéndose en una entrada y salida frágil cuando perdemos la conciencia o nos evadimos de la realidad.

Una persona común, en la rutina diaria, cada vez que pierde el control sobre sí mismo, pierde pequeños fragmentos de la Esfera de Conciencia, dichos fragmentos son pequeños o grandes yoes, réplicas o partes de uno mismo que se mantendrán separadas hasta la recuperación, rescate y sincronización con las propias energías. Mientras la Esfera de Conciencia se muestre rota, frágil o con agujeros, es probable que la persona se siga sintiendo perdida, inconsciente y no comprenda el sentido de su vida.

Los antiguos chamanes, como ejercicio previo a la iniciación, pedían a los aspirantes recuperar cada uno de los fragmentos de conciencia perdidos durante toda su vida a fin de lograr una mayor consistencia en dicha esfera, resultando una mayor conciencia, una mayor protección, guía y sabiduría.

En cambio, el no estar en el “aquí y ahora”, el mantenernos apartados de la realidad, el seguir mirando hacia “otro lado” y no percatarnos de lo esencial, todo ello permite que la Esfera de Conciencia continúe agrietándose y nos sintamos más y más perdidos, más y más sumidos en un sueño en el que no somos capaces de controlar y dirigir nuestra vida.

Pero la Esfera de Conciencia también guarda información secreta sobre partes extraviadas en vidas anteriores. Estas partes de conciencia han de ser recuperadas y sanadas a fin de que hoy, en esta vida, logremos una mayor paz.

A la recuperación de estas partes, los antiguos chamanes lo llamaban recapitulación y era un ejercicio que conllevaba semanas o meses de trabajo interior y sanación.

El ejercicio común que a mí se me ha mostrado es bastante sencillo y puede ser complementado con otro tipo de técnicas y sanaciones.

Consiste en volver mentalmente a aquellos momentos que más nos han dolido o que más sentimos que hemos perdido de nosotros mismos. Si no estamos seguros de cuáles son esos recuerdos no importa pues al comenzar el ejercicio veremos cómo rápidamente volvemos de un momento a otro.

Lo debemos hacer en un momento en que tengamos tranquilidad, paz, que nos sintamos en equilibrio y no haya nada que nos pueda alterar emocionalmente. Debemos tener en cuenta que vamos a regresar quizás a momentos traumáticos de nuestra vida, y en ellos no vamos a reconocer lo que nos causó el trauma, sino la parte de nosotros que se quedó atrapada y revive el trauma.

Muchas veces, las experiencias no son tal cual las recordamos, en su mayoría los recuerdos son alteraciones creadas por la emoción que hemos vivido. Cuando realizamos un ejercicio de retrospección consciente para sanar el pasado, si lo realizamos bien, claramente comprobaremos que nuestros recuerdos estaban muy alterados y no se correspondían con la realidad.

Puede que aquella vez que recordamos que nos gritaban y nos pegaban, en realidad no nos gritaban, ni siquiera nos tocaban, pero nos sentíamos heridos por dentro; puede que aquel accidente de automovil que sufrimos no fue tan rápido, que tuvimos tiempo de reflexionar o de movernos mentalmente; puede que aquello que perdimos, nosotros mismos lo dejamos olvidado.

Al viajar al pasado, debemos dejar la emotividad a un lado, no nos enfrentamos con partes que sufrieron, vamos a regresar al origen del dolor para ser conscientes de lo que sucedió, desde otro nivel.

¿Qué sentiremos?

Dependiendo del momento y la necesidad, podremos comprobar una cosa u otra, y podremos ver más o menos. Algunas personas vuelven a ciertas situaciones de su vida y descubren cómo apenas estaban en ellas, otras solo ven una cortina de humo, otras no ven ni sienten nada, un ángel no les permite.

En la infancia es muy común encontrarse al Maestro Saint Germain acompañándonos en ciertas situaciones vividas y borrando recuerdos para que no se origine ningún trauma sobre ninguna desgracia cuando no es necesario. Saint Germain nos mostrará de nuevo la vivencia cuando estemos preparados para verla sin emotividad, ni miedo.

¿Cómo se realiza el rescate?

Dependiendo del maestro que lo enseñe el rescate es muy diferente. La mayoría coinciden en recoger a un “yo” sumido en un sueño del pasado, otros, suman a ésto un detalle muy importante relacionado con la Esfera de Conciencia y su significado. Al realizar el rescate, dicen que es necesario recoger toda la “esencia de luz” extraviada o sisada, y soltar toda la suciedad energética asumida de ese momento.

En mi experiencia, cuando este ejercicio no se realiza bien, cuando no soltamos toda la suciedad adquirida, es muy posible que tengamos que regresar, por ello es importante soltar bien. Una parte de nosotros, de nuestro subconsciente o ser, continúa amarrada a la situación, al recuerdo o al dolor, y eso es lo que debemos soltar. Al hacerlo podemos notar que una sombra o una suciedad surge de nosotros y se aleja, ahí se está completando el trabajo.

Al momento, un trozo dorado se superpone en la Esfera de Conciencia completando una antigua grieta, un hueco o alineándose con el resto.

El ejercicio

Primero pediremos a nuestros guías y ángeles que nos acompañen y nos guíen.

Una vez entremos en meditación, nos predisponemos a dejarnos guiar a alguna situación de nuestro pasado donde perdimos un pedacito de nuestra conciencia. En el momento en que empezamos a entrar en ese estado de semisueño o imaginación creativa, nos sumergiremos en alguna escena y podremos empezar a darnos cuenta de que algo hay ahí que debemos rescatar.

En ese momento, que entendemos rápidamente la situación, sin entrar en detalles, pedimos ayuda y rescate para recuperar esa luz que dejamos atrás. Recomiendo recoger rápidamente aquello que veamos que se nos desprende de nuestro campo, coger aire y soltarlo sintiendo que soltamos toda la suciedad energética que en aquel momento asumimos como propia, y regresar al momento presente.

El detenernos a observar qué paso realmente, qué vivimos o que ocurrió, es algo que debemos dejar a un lado por ahora, y cuando estemos preparados y sea el momento, ello sólo se nos mostrará una vez hayamos rescatado una gran parte de nuestra consciencia perdida.

¿Cuáles son los resultados de este trabajo?

Una vez vamos sanando y recuperando nuestras partes extraviadas, recuperamos nuestra fuerza, nuestra esencia, y encontramos más capacidad de atención, energía, conciencia, vitalidad. Nos veremos mucho más despiertos en el día a día.

Lo mejor es experimentarlo.

¿Qué ocurre con aquellas personas que lograban una conciencia superior y de pronto se sienten hastiadas y dormidas e incapaces de volver a lograr dicho estado?

En general, en la mayoría de los casos, las personas que realizan un trabajo personal, interior, también están fortaleciendo la Esfera de Conciencia y unificando sus conciencias fragmentadas o yoes. Cuando unificamos dichas conciencias elevamos la vibración, tenemos más experiencias divinas, podemos sentir y percibir más claramente el Amor, aparecen cualidades especiales.

Cuando una persona ha llegado a un nivel interior con un trabajo determinado, cuando logra cierta conciencia de sí mismo y mantiene ese estado de conciencia superior en el día a día, no es posible que esto decaiga de la noche a la mañana. No es posible que deje de ser consciente porque sí.

En la mayoría de los casos, lo que yo observo en personas que se aquejan de ésto, es la pérdida o el extravío de algún fragmento importante de conciencia.

Anoto que no es lo mismo una persona que se siente muy dormida por tener su conciencia en múltiples fracciones, que una persona con conciencia más unificada que se sienta perdida por la pérdida o separación con dichas conciencias o yoes.

Sanación y resolución

El trabajo que propongo consiste en enfrentarnos a nuestros problemas pasados, resolverlos y comenzar de nuevo, con una mayor energía, renovada, limpia, sin carencias. Mientras mantengamos “asuntos pendientes” o partes de nosotros estancadas, nuestra fuerza, nuestra energía, se va, nos sentiremos cansados y seres incapaces de controlar la energía.

La Esfera de Conciencia es la manifestación en este planeta de nuestra verdadera conciencia cósmica. Cuando tiene roturas, muchas vivencias espirituales no podremos tenerlas, no podremos sentir ni comprender de igual manera ciertas energías sutiles, nos quedaremos “a medias” en las experiencias místicas o no lograremos tenerlas con asiduidad. Pero cuando la Esfera de Conciencia está completa, ya sí podemos revivir ciertas experiencias, podemos encontrarnos con ciertas personalidades, maestros o enseñanzas, y podemos comprender energías superiores, pues nuestra energía es un nivel superior.

Debemos tener en cuenta que nuestro cuerpo es un espejo de nuestro estado interior, y el tener partes de nuestra mente extraviadas u olvidadas por supuesto que nos afecta físicamente. Cada una de las células de nuestro cuerpo son un espejo de nosotros al completo y de esta esfera de forma global.

Os invito a que trabajéis sobre la recapitulación y el rescate, aunque sólo sea brevemente, pues eso os dará una herramienta para controlar y reconocer la propia energía y para sanar nuestras heridas más ocultas a fin de lograr una conciencia superior.