Cada vez que tomas una decisión horadas la delicada tela del espacio-tiempo, del destino, o del llámalocomoloquierasllamar. Entras una dimensión paralela totalmente diferente y nueva, que no existía anteriormente y de la que ya no puedes escapar. Es irrevocable. Y tiene consecuencias.
No tomar una decisión no cambia las cosas, pues no decidir es una decisión en sí misma. Nadie escapa de esta sutil tela de araña. Podrás creer que esto pasa por el capricho de extraños e ignotos dioses, por creencias humanas más mundanas, o más metafóricas, o más profundas. Podrás dejarte llevar por sentimientos, intuiciones, por tabúes. O aférrate a la racionalidad, a la costumbre. Drógate, viaja en el tiempo, hazlo todo a la vez. Da igual, el agujero ya está hecho.
Y pasa todo el tiempo.
¿Qué hacer entonces?
Eso es una decisión demasiado personal y que requiere demasiado valor. Pero un consejo, puede parecer obvio y repetido, pero es mío y es lo que puedo ofrecer:
Para avanzar lo único que se puede hacer es caminar.
Un paso. Otro paso. Uno más. Fuertes y enérgicos, suaves y silenciosos, poco importa. Pasos largos, pasos cortos. Si pocos o endebles; si muchos o difíciles, da lo mismo. Recuérdate (siempre). Olvida (lo necesario). Mira hacia adelante (continuamente). Y nunca te olvides de seguir caminando, pues la única manera de recuperarte a ti mismo es alejarte del ruido que te impide oír tu voz.
¿Y qué pasa con el espacio-tiempo? Pues la verdad...¿qué más da? Solo preocúpate de reunir el valor de meterte en el agujero y seguir avanzando.
"Es en los momentos de decisión cuando se forma tu destino" -Tony Robbins.

Eres lo que piensas. Vives como eres.