Siento una gran tristeza…

Nos ha invadido una gran tristeza, no sabemos que sentimos. Nos alejamos de la realidad para intentar olvidar ese dolor. Nadie nos puede decir cómo podemos seguir. Estamos varados como en el medio de la nada. Los pensamientos se atascan y no fluyen ante la necesidad de ver otro panorama. Siento tanta tristeza que no puedo ni respirar. Nos preguntamos ¿Alguien sabrá como romper con este sentimiento que se ha convertido en una coraza y no me permite sentir nada más?
Lo que describo parece una realidad abrumadora. Claro que lo es. ¿Quién no ha pasado por esta gran tristeza? ¿No sentiste que tu presente era tan duro que no podías salir adelante y ante esa impotencia, te invadía una gran tristeza? Somos seres humano, no super héroes y cuando no podemos más, nuestra alma da su gran alerta, la tristeza o el dolor profundo.
Esta tristeza puede tener miles de causas, si proviene de alguna situación que la provoco una tercera persona, la pregunta sería ¿puedes cambiar lo que paso? ¿Eres responsable por lo sucedido? ¿Contribuiste a que ese hecho pasará? Busca las respuestas dentro de tu interior. Pero más allá de que tengas algo que reprocharte, sería interesante que reflexionaras sobre lo sucedido. Todo puede ser modificado, solo depende de ti que cambies tu manera de ver las cosas.
La tristeza puede provenir de sentir insatisfacción por lo que se está haciendo en la vida, la perdida de algún amigo o de un familiar o cualquier otra situación en la cual se produzca dentro de cada persona un sentimiento de pérdida o de cambio. Te preguntarás ¿el cambio puede provocar tristeza? Claro que sí. El dejar cosas o personas atrás, hace que en un determinado momento nuestra mente las recuerde y añore lo que tenía, y al no estar más, la tristeza reaparece en el escenario.
Los cambios son necesarios, pero también traen consigo, ciertas emociones que no siempre podemos asimilarlas y manejarlas en el tiempo que necesitamos para seguir adelante. Es lógico que los recuerdos de buenos momentos o de personas que queremos, pero que ya no están en nuestra vida, nos provoquen tristeza. ¿Por qué se produce este sentimiento? Porque nuestra mente necesita aferrarse a situaciones o personas que nos brindaron bienestar emocional.
El tratar de readaptarse a una nueva situación e intentar con todas las fuerzas de seguir adelante, también provoca tristeza. Quizás porque lo vivido anteriormente, sea tan fuerte que la nueva etapa resulta muy dura de sobrellevar, y necesitamos para fortalecernos, esos recuerdos que nos permitieron salir de esa coraza emocional. Pero no nos olvidemos que son recuerdos, nuestra realidad es diferente. Debemos tratar de ver el lado positivo de ese proceso de readaptación.
También nos podemos encontrar en este camino de readaptación, a personas que no nos apoyan en la decisión tomada. Nos cuestionan de porque dejamos pasar tanto tiempo para tomar esa nueva decisión, y esto también produce tristeza. Esperamos que las personas que nos rodean, nos apoyen y nos den aliento en esta nueva etapa, pero no es así. Entonces ¿qué hacemos? ¿Nos dejamos abatir por ese sentimiento de tristeza por no tener el pasado? ¿Nos superamos y nos readaptamos a nuestra nueva realidad?
Estas son preguntas de difícil respuesta en una situación de profundo dolor.
- ¿Quién nos puede determinar cuál es el momento para transformarnos?
– ¿No es ya difícil tomar esa decisión para que alguien nos cuestione cual es el instante exacto que nosotros debemos realizar esa transformación?
- ¿Importa realmente si tardamos dos días, 7 meses o 10 años en darnos cuenta que debíamos modificar esas actitudes?
- ¿Somos conscientes de que todo cambio, perdida o readaptación puede provocar tristeza?
- ¿Tenemos que pasar por ese estado de tristeza para darle paso a nuevos sentimientos que nos fortalezcan emocionalmente?
- ¿Sentir tristeza nos impide ver las cosas buenas que tenemos alrededor y no las alcanzamos a percibir?
Quizás estas preguntas les resulten algo duras para responder, pero considero que son necesarias, para que esa tristeza vaya disminuyendo su intensidad. Nadie nos puede decir en qué momento debemos realizar esa transformación, adaptación o superar la perdida de alguien o de algo que queríamos mucho.
Cada persona determina sus propios tiempos, en las emociones no hay relojes que determinen cuando hay que pasar a otra emoción. Son eso, emociones. Hay que saber respetar cada una, para poder superar la tristeza y elevarnos emocionalmente.
Lo que no es positivo, es mantener eternamente esa tristeza como ancla para no superarte. Nunca hay que poner a la tristeza como excusa para no alcanzar lo que uno desea. Escúchala pero no te provoques un sentimiento eterno.
Busca la causa de esa tristeza, así podrás hallar una solución. Si no la encuentras inmediatamente, entonces deja la causa a un lado hasta que tu mente recupere las fuerzas para determinar que camino tienes que seguir.
Todos nos merecemos tener una vida llena de buenos momentos, pero hay que buscarlos. Nada viene por arte de magia. Somos nosotros los que debemos provocar salir de ese estado de tristeza y disfrutar cada día como si fuera único e irrepetible. No te encierres, sal a caminar observa la vida y haz como si te quitarás un abrigo muy pesado. Déjalo fuera. Disfruta que eres un ser único y tienes la hermosa oportunidad de evolucionar emocionalmente. Toma la decisión de brindarte lo mejor que tienes, tú mismo. Date la oportunidad de ser feliz.

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